Plastiquillos de tranchete: ¡Tú! ¿Habéis encontrado ya otra garita? Es que mañana viene mi hermana y no es plan de que estéis aquí en plan pirañas.... ¿sabeees?

viernes, 9 de marzo de 2007

¡Tú! ¿Habéis encontrado ya otra garita? Es que mañana viene mi hermana y no es plan de que estéis aquí en plan pirañas.... ¿sabeees?


Escena 1. Interior Día.

Un piso céntrico en Madrid capital. Nuevos ministerios, muy cerca de La Castellana. Septiembre de 2006. Cinco habitaciones, cuatro baños, un enorme salón de diseño y todas las comodidades de una típica familia burguesa. Son las 9.30 de la mañana. Tumbado en un sofá de seis plazas, RICAR, joven apuesto de 23 años, ve a María Teresa Campos mientras fuma cigarros. Ruido de llaves en la puerta principal. La puerta se abre y Ricar corre hacia ella.

RICAR - ¡Tú!, ¿pero dónde estabais?

A. y M. entran como pueden por la puerta. A. lleva la camiseta rota y con extrañas manchas que bien podrían ser sangre. M. entra a gatas y ligeramente bizco. Se abraza a una estatua del hall y le pide un pitillo.

R. - Ostia macho.
M. - Ricar, cómo ha crecido tu hermana ¿no? (Señalando a la estatua)
R. - Túuuuu, ¡no toques eso, subnormal! ¡Que vale más que tu vida! ¿Dónde estabais? (mientras se acaricia su hermoso pelo rubio)
A. - ¿Tienes batido Puleva Ricard? ¿Y un boli?
M. - Nada, hemos estado “porai”.
R. - ¡Hostia que gachos! Por cierto, ¿dónde están los batidos Puleva que había en la nevera? ¿Y por qué sólo queda media botella de Granini si había tres enteras?
A. - (balbucea algo incomprensible para el oído humano)
M.- (balbucea algo incomprensible para el oído humano)
R. - ¿¿¿En serio??? ¡Hostia que pirañas! (mientras ríe)
M. - Ey Ricar, déjanos en paz. Nos vamos a dormir, que mañana tenemos que currar.
¿Tienes pitillos?
R. – Toma pringao... ¿No vais a comprar nunca o qué? (saca un paquete de Fortuna blando. Golpea con la uña del dedo índice en la base y dos cigarros asoman. Ricar tiene clase, se nota que ha ido a un colegio del Opus. M. coge un cigarro. A. se apresura a coger otro).
R. - Por cierto, son las 9.30 y teneis que currar a las 11. Sólo teneis una hora para dormir. ¡Hostia que gachos!... (ríe de nuevo como un colegial)

A. Se dirige a la habitación, por el camino se quita jersey, camiseta, pantalones y demás. Al llegar al cuarto de los padres de Ricar (el cuarto donde duerme últimamente) se deja caer en la cama de forma muy “grunge”, como diciendo, “lo hago, pero porque yo quiero”. M., mientras, no ha encontrado su cuarto y se encuentra encerrado en la despensa de la casa. Busca una cama debajo de los briks de leche y los paquetes de compresas, pero no la encuentra. Eso sí, descubre una reserva “secreta” de batidos Puleva y zumos Granini. Tras beberse un par de batidos-choco y un KinderBueno (qué bueno) encuentra el camino al cuarto de la hermana de Ricar (donde duerme en los últimos tiempos). Ricar, amigo íntimo de M. y A., los ha acogido temporalmente en su hogar, pues estos no tienen dónde caerse muertos. Esta noche, A. tiene un sueño recurrente. Está en un concierto de la Velvet Underground. Ha ido al concierto con Kurt Cobain y Syd Barret, sus colegas. John Cale le invita a subir al escenario. Allí, le da un morreo a Lou Reed, le pide su guitarra y comienza a tocar Heroin con los dientes. De la emoción, se tira al público. La gente se aparta y cae estrepitosamente al suelo. Muere a los 27, como siempre ha querido. El sueño de M. consiste en un partido de fútbol. En su equipo están P. y otros intelectuales y artistas franceses. Entre otros Marcel Duchamp, Rosseau, Gustave Flauvert, Jean Luc Godard, Cartie-Bresson, los Renoir (el pintor y el cineasta), Michel Gondry y Manet (Monet estaba enfermo). En la grada animan Juliette Binoche, Andrey Tatou, Catherine Deneuve, Sophie Marceau y Laetitia Casta. Juegan contra el equipo alemán. Francia gana con goles de M., Flauvert y Manet.

Escena 2. Interior Día.

R. - Tuuuuu. Tuuuuu. Son las 11.45.
M. – Jean Luc, pásamela, pásamela... ¡que tengo tiro!

M. abre los ojos pero no reconoce a Ricar.

R. - ¡¡¡Tuuuuuuuuuuu!!!
M. - ¿¿¿En serio??? ¡No me jodas!

M. se levanta como un rayo. Mira el móvil: 13 perdidas desde el curro. Coño, coño, coño. Se enfunda unos vaqueros. Se da cuenta de que esos no son “sus vaqueros” sino los de la hermana de Ricard. Le da igual. Mientras, coge un polo Lacoste y unos calcetines DolceGabbana del armario de Ricar, que por cierto, es bastante rico. No porque sea guapo o atractivo, que también, sino porque tiene muchos euros. Muchos más que el que escribe estas líneas y seguramente (seguro) más que el que lee. Ah! M. también coge una camiseta blanca de una pila de ropa sin estrenar. Calvin Klein.

M. - Mierda, mierda, mierda... (mientras busca su cartera)
R. - Ja, ja, ja...
M. – Lo sabía, lo sabía, lo sabía... (cuando abre la cartera y la encuentra vacía)
R. - Ja, ja, ja...
M. - ¿Me dejas un euro?

Mientras Ricar va a por su cartera, M. consigue llegar hasta la cocina sin ser visto. Allí, se pimpla del tirón media botella de Granini Multifrutas con vitaminas E, B y W. Lo hace sin miramientos, M. sabe que hay más en la “despensa secreta” que descubrió anoche. En ese momento, cuando una gota de delicioso jugo de maracuyá cae por la barbilla de M., Ricar y A. entran a la cocina. Ricar increpa a M. su actitud abusiva con los víveres ajenos.

R. - ¡Hijo de puta!

M. hace como que no escucha. Suele ser lo mejor. Pero aprovecha de nuevo un descuido del ingenuo y entrañable Ricar para indicarle a A., con un increíble y muy francés giro de cuello, la ubicación de la “despensa secreta”. A., que se estaba tocando con la mano izquierda la parte alta del cráneo (cogote) y con la derecha su ridículo pene (chorra), ejecuta el clásico paso de Michael Jackson deslizándose hacia atrás arrastrando los pies y se introduce en la despensa secreta. Allí, entre lágrimas, contempla los croissancitos rellenos de cacao, las Pins con naranja y los botecitos de Actimel. Hacía años que no disfrutaba de tan orgiástica despensa.

A. - ¡¡¡Co-va-bunnnn-guiiiiii!!! ¡¡¡Y es todo para mííí...!!!

Fuera siguen los gritos de Ricar. M. se ha ido a cambiar de vaqueros porque la presión era insoportable. A., en la despensa, abre una botella de batido Puleva y la coge con su mano derecha. Extiende el brazo. Alza la botella por encima de su cabeza, y se tira todo el batido por encima. Total, ya lo limpiará Ricar. Abre un Roscón de Reyes y lo ingiere de un bocado. Coge un Actimel y lo introduce en su ano. Son momentos de éxtasis. Imágenes maravillosas se suceden en su mente: Kurt Cobain, un crucifijo del revés, una Fender Telecaster ardiendo, Kurt Cobain desnudo, Bart Simpson, recuerdos de su infancia en La Cartuja, el rostro risueño de su primo Víctor, Susan Sarandon... Incluso visualiza su propia tumba en la que se puede leer: “Angelo Turlani; zaragozano de nacimiento pero neoyorquino de adopción, guitarrista privilegiado que murió a los 27 años tras cambiar el rumbo del Rock and Roll...”. En este momento entra Ricar.

R - ¡¡¡Pero tú!!! ¡¡¡Que haces con mis Actimel!!! ¡¡¡Y por qué está el suelo lleno de batido!!!

M. aprovecha el follón para escapar del lugar y encomendarse a Dios (valores de antaño) para el viaje que le espera hasta el trabajo. De todas formas ha cogido unos paquetes de Donnetes y unos zumikis para el camino. La cosa es joder. Baja las escaleras de 8 en 8. Su aspecto: entre parisino y postmoderno. Al cruzar el portal y encarar la vía pública, el guarda de seguridad del inmueble empuña su Magnun 38, pero desestima el disparo al distinguir un cocodrilo en el polo azul de M. Ventajas de tener amigos millonarios.

Escena 3. Exterior día.

M. llega a la calle y comienza a tararear “Ne me quitte pas”. Lo hace bastante bien. Son las 12.20. M. debería estar en su puesto de trabajo desde, más o menos, las 10.30. Corre hacia el metro mientras abre los Donnetes. Los ingiere a pares mientras piensa en Susan Sarandon en sujetador. Se tira un par de zumos de melocotón por encima y justo cuando va a entrar al metro...

MÓVIL
Pipi, pipi. (mensaje)

C., que es negro y salta mucho, está en la redacción del periódico, donde trabaja con M.. Lleva dos horas hablando sin parar para que el jefe no encuentre el momento de preguntarle por M. Mientras, ha conseguido escribir este mensaje. Ahí va.

MÓVIL
Tonto el que lo lea... Es broma. Oye, llevo dos horas hablando de Osasuna. Que alguien me traiga un vaso de agua porque tengo la boca muy seca. Si vas a venir después de las 12.00, mejor no vengas y llama para decir que estás enfermo. Recuerda lo que pasó el vienes pasado... Te quiero. En serio, te quiero. TQ. Bss.

M. - ¡¡¡VVVVVAAAAMMMOOOOSSSSS!!!

M. saca otro paquete de Donettes y los reparte entre los viandantes, que agradecidos, no rechazan tan apreciado manjar. En lugar de regresar rápido hasta la cama, M. vuelve a casa de Ricar a paso tranquilo, disfrutando de la mañana madrileña con el sol en la cara. En esta ocasión escoge un tema de Françoise Hardy: “Tout les garçons et les filles”. La majestuosidad de los edificios, el ruido del tráfico, los indigentes en sus esquinas, el ir y venir de los proletarios... Todavía borracho, disfruta de los pequeños quehaceres matutinos de la gente, que se aleja de él cuando percibe que esta bañado en zumo de melocotón. Son 150 metros de puro placer, algo parecido a cuando A. se metía un Actimel por el recto. M. llega al piso de Ricar. Oye pasos...

Escena 4. Interior día.

M. - ¿Chicos?

Al entrar, ve correr por el pasillo a A. con un paquete de Kinder Choco-Bons. Ricar no parece muy contento y le persigue. Tras varios minutos, Ricar da caza a A. y le mete un calmante (de estos que aprietas los dientes cuando golpeas). A. se echa a llorar y se va a su cuarto. Entre su llanto se distinguen acordes de guitarra. Nirvana. Claro. Ricar se sienta en el sofá y fuma unos cigarrosssh mientras habla por el móvil con un gacho al que dice que si no se ponen zapatos esta noche no les van a dejar entrar en nosedonde y él esta hasta lojjjj guevossssch de tener que ir a sitios demierrrrrrda donde las tías tienes más barba que lossssh tíos y pelos en el sobaco y detó.

R. - (Por teléfono) ¡¡¡Y por eso me suda la polla lo que me digas!!! Por mí como si te mueres. Estoy hasta lojjj guevooossssh de ti y de todos vosotros. ¡Tira a tomarrr porrrrculo! (Cuelga el teléfono. Ahora se dirige a M.) ¿No vas a currar o que?
M. - No tío. Me ha escrito C. y me ha dicho que para ir tan tarde mejor diga que estoy enfermo.
R. - Ahhh.
M. - Ya ves...
R. - Ya tio...
M. - Si si.
R. - Si.
M. - Me voy a mi cama... ¡A la cama de tu hermana!, quiero decir.
R. - Yaaa.
M. - Si.
R. - ¡Arggggg!

M. se va a la cama al trote. Entra en el cuarto de la hermana de Ricar. Curiosea en el cajón de la ropa interior y se arroja con violencia en la cama. Llama a su jefe para decirle que está enfermo. No cae en la cuenta de que sigue borracho.

M. – Hola jefe, digooo Fran. Estoy enfermo, ¿sabes?
FRAN – Pues no, no lo sabía.
M. – Pues ya lo sabes, je je.

(silencio)

FRAN- ¿Estás borracho?
M - ¿Qué si estoy con Nacho? No, estoy con Ricar y A.

(silencio)

Fran cuelga el teléfono.

M. – Cómo se la he “colao”… (piensa)

M. comienza a tararear “La Marseillesa”. Pronto está dormido. Sus sueños se reparten entre Susan Sarandon en sujetador y una pesadilla en la que todavía le falta aprobar una asignatura de COU.

Escena 5. Interior día.

M. - ¡A.! ¡A.! ¡Despierta! He encontrado una tarta en la nevera. Y está todo limpio. Ha debido venir la inmigrante esa...
A. - ¿Quién? ¿La inmigrante de mierda esa?
M. - Sí, la de mierda.
A. – ¿Nos comemos la tarta?
M. – No lo dudes...

Mientras avanzan haciendo el clásico paso del robot (valores de antaño), son interceptados por Ricar.

R. - ¿Quien ha escrito esta nota? Me ha dicho que ya no viene más.

-NOTA-
“Maldita inmigrante. Coje tu barca de vuelta a casa. Ecuador está bien, seguro que allí te quieren más que aquí. Seguro. Ya verás. Vennnnnng’asta luego”.

M. - Podría haber sido yo borracho. Pero ha sido A. porque pone “coge” con “j”.
A. - Mierda.
R. - Bueno, en realidad da igual. Olía mal. Ya me compraré otra chacha...
M. y A. - (Risas y clásico paso del robot)
R. - ¡Tú! ¿Habéis encontrado ya otra garita? Es que mañana viene mi hermana y no es plan de que estéis aquí en plan pirañas... ¿sabeees?
A. - Bueno, en realidad...
R. - Además os dije que os fuerais el martes, y hoy ya es viernes.
M. - (Mirando a A.) ¡Coño! Que rápido pasa la semana...
M. y A. y R. - (Risas)

Se abre la puerta. Entra la ¡¡¡HERMANA DE RICAR!!!

R. – Mierda.
HERMANA – Me he encontrado a Rigoberta llorando en el portal. Dice que se vuelve a Ecuador.
R. – Mira, estos son A. y M.
HERMANA. - Ya sé quien son... ya… ¿Podemos hablar un momento a solas?

Pasados 20 minutos, A. y M. están en la calle con sus maletas. Eso sí, llevan de marca hasta los calzoncillos.

M. – Bueno, tú llamas a Bocas y yo a Alfonso…
A. – Vale.

A. sonríe y saca dos batidos Puleva de la mochila. De chocolate. M. y A. se sientan en un bordillo a bebérselos. La gente pasa.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

!!!!ACOJONANTE ME HE MEADO DE RISA!!!!!

Anónimo dijo...

Ah y la hermana de ricar esta buenissima!!!!

Anónimo dijo...

buenisimo

Anónimo dijo...

adorablemente despreciables, que capacidad tenemos para surcar el inframundo en que convertimos la vida de los que nos rodean. Ricar no estaba preparado, es un pececillo en un estanque muy pequeño y las dos pirañas más profesionales ejecuatando el arte del parasitismo hicieron que el agua llegase al punto de ebullición. afortunadamente la pena que provoca nuestro estado lamentable(tanto físico como mental), unido con una total falta de sentido del ridículo y la dignidad nos otorga ciertos privilegios, Ricar siempre estará en nuestros corazones, joder que putada porque añoro cuando estaba en nuestros estómagos. Yo sólo fui un día a esa casa pero mi estomago me detesta por no haberme acostado con ricard para ser saqueador vitalicio de su despensa.
Por cierto M, llamando a Alfonso(uno de los tipos más puros y agradables que conozco), fue más listo que A porque la temporada en que vivimos peligrosamente en mi casa era lo más parecido a una cueva en la que no entraría ni un cavernícola, no te imaginas lo que la gente es capaz de hacer por un plastiquillo de tranchetes con restos o por la cáscara de un cacahuete que reside entre los cojines de un sofá.
Un abrazo ricar.

Anónimo dijo...

muy bueno oh si hermanos...
la verdad es que me he partido la polla bastante leyendo el relato e imaginando a los protagonistas(obviando mi predileccion por manu y angel, he de reconocer que cuando mas me he reido ha sido imaginando a ricar).
necar es un personaje muy particular y han sido muchas las veces que nos ha tenigo que aguantar en su choza de j.lo, hurtandole todas las exquisiteces y bañandonos en su piscina de champan y ostras.
va por ti ricar!!
angel y manu, buscar un puto vuelo ya!!que sois los unicos que no vais a venir y si no lo haces:mi venganza sera terrible.

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